
¿es la dignidad humana un derecho absoluto o puede ser condicionado por la conducta?
Postura: La dignidad humana es un derecho absoluto e incondicional
1. Fundamentación:
La dignidad humana, desde una perspectiva ontológica, es inherente al ser humano por el solo hecho de ser persona. No depende de méritos, conducta, ni reconocimiento externo. Esta visión está enraizada en la filosofía personalista y en los Derechos Humanos (DDHH), especialmente en documentos como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde se afirma que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos".
Desde la bioética y la ética moral, se sostiene que incluso quien comete crímenes graves sigue siendo humano, y por lo tanto, su dignidad no puede ser anulada, aunque sí se deban aplicar consecuencias justas por sus actos.
2. Argumentos clave:
La dignidad es inherente y no condicional
La dignidad humana no se gana ni se pierde; es una cualidad ontológica, es decir, está enraizada en lo que somos como seres humanos, no en lo que hacemos. Desde esta perspectiva, cada persona posee dignidad simplemente por ser humana, sin importar su edad, capacidad, origen, o comportamiento.
Si consideramos que la dignidad depende de la conducta, estaríamos afirmando que solo quienes actúan moral o legalmente merecen ser tratados con respeto. Esto representa un grave riesgo ético y social, ya que abre la posibilidad de justificar tratos crueles, inhumanos o degradantes hacia quienes han cometido delitos. En la práctica, esto significaría que un asesino, un terrorista o un corrupto ya no merece ser tratado como persona, sino como algo menos, lo que contraviene directamente los principios de los Derechos Humanos.
Aceptar que la dignidad es condicional es también un terreno peligroso porque la línea entre lo que "merece" o no dignidad puede cambiar según quién esté en el poder o qué valores dominen en una sociedad. Lo que para unos es "indigno", para otros puede no serlo, lo cual relativiza un principio que debería ser absoluto.
En cambio, reconocer la dignidad como incondicional nos obliga a mantener estándares éticos incluso en contextos difíciles: a castigar con justicia, pero sin tortura; a encarcelar, pero sin deshumanizar; a criticar la conducta, pero sin negar la humanidad del otro.
Preservar la dignidad incluso en contextos extremos fortalece el Estado de Derecho y los DDHH: En situaciones como los juicios por crímenes de lesa humanidad, se respeta la dignidad del acusado no por sus actos, sino por nuestra obligación ética como sociedad.
3. Ejemplo:
Durante el juicio a los criminales nazis en Núremberg, se les garantizó un juicio justo y se les trató con respeto básico. ¿Por qué? Porque se trataba de defender la dignidad humana como principio absoluto, incluso cuando los acusados habían cometido actos atroces.